domingo, 21 de diciembre de 2008

¿SE LES ACABO LA FIESTA?


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“Cuando tenía plata me decían Don Tomás, ahora que no la tengo me dicen Tomás nomás”


Lo dijo Jaime Nebot ante alguna pregunta que le hizo un periodista. Eso es lo que le está pasando a nuestro Ayatollah.

Esta ha sido la revolución de los textos que mucho dicen pero poco solucionan, de los discursos ardorosos pero inútiles, de la utilización del resentimiento social, del irrespeto a las normas incluso las que ellos mismo escriben, y claro también ha sido la revolución del despilfarro de los fondos públicos. Los sueños húmedos de un profesor mediocre escribidor de folletos y de un grupo de snobs izquierdosos se hicieron realidad a costa de los pendejos que hicimos cola para darles el poder.

La realidad es que no se puede gastar al ritmo de Suecia, pero producir al ritmo de un paisito subdesarrollado y pobre, que vende los muebles para comprar aguardiente, mote y chancho y que luego se pega una gran orgichupifiesta bailable de 24 meses.

Las mayores conquistas de la revolución ciudadana: Que pusieron a Dios y la Pacha Mama bigote con bigote en la Constitución, que garantizaron constitucionalmente las uniones de hecho entre homosexuales y una larga lista de derechos que no se podrán cumplir porque no hay billete para garantizar hasta los tres platos a cada ciudadano. En esto nos hemos gastado miles de millones de dólares entre ingresos por la venta de petróleo a precios de fábula, de las altas recaudaciones de impuestos y también de los diabólicos fondos de ahorro neoliberales, de los cuales muy felices se han servido.

Creo que seguimos igual de jodidos que siempre, solo que ahora estamos más divididos, más resentidos, con indigestión por tanto mote y chancho. Con los poderes más concentrados que nunca antes y una Republiquita desbaratada y vuelta a remendar en la forma de un traje a la medida para su majestad.

Pobre país, la primera ola petrolera nos agarró en manos de la dictadura militar, y la segunda nos ha tomado en las garras de un dictador acomplejado, que se supo rodear de un grupo de inexpertos mozalbetes que primero se dedicaron a sacar dioses, arreglarse matrimonios gays, levantarse la corte y reivindicar los derechos de los micos en una constitución kilométrica para luego darse cuenta de que ya no hay plata.

Ahora nos advierten que se vendrán tiempos difíciles, solo para que luego no digan que la crisis los agarró desprevenidos. Hace solo tres meses decía con su acostumbrada soberbia que no le importaba la crisis mundial, ahora que ya no tenemos fondos de ahorro, que la caja fiscal se desangra, que hay que vender el petróleo casi al costo y que las exportaciones del sector privado también están a la baja nos propone soluciones muy creativas y nunca antes vistas como prestarse la plata que los trabajadores ponemos en IESS y “administrar” (gastar tal vez) la plata que los depositantes tenemos en los bancos.

Se enfurece porque los banqueros no quieren bailar a su ritmo y porque le advierten sobre el peligro de ciertas medidas. Es que lo hicieron en público y eso le puede quitar votos, además es una falta de respeto a su majestad por lo que para la próxima se pueden ir presos.

La dolarización no se mantiene con discursos, ruedas de prensa, o la cara de palo de los Ministros. A la dolarización se la mantiene con dólares y eso es lo que nos está empezando a faltar. Por otro lado si el miedo a la desdolarización crece, la gente sacaría sus dólares de los bancos para meterlos en el colchón y luego tal vez cambiarlos en el mercado negro. Ante una corrida de depósitos no hay banco que aguante y constitucional o no les tocará decretar un feriado bancario. Aunque mucho ojo a esa medida de dejar solo seis días laborables en la segunda mitad del mes de diciembre. Por simple fomento al turismo no ha de ser.

El 2009 será un año complicado, pero en medio de todo lo malo que puede ser, creo que traerá solo una cosa buena: Que a Don Tomás le tocará ser un poco más humilde.

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